Resumen
Introducción: Los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) en adolescentes son un serio problema de salud pública que ha ido en aumento con sustancial morbilidad y mortalidad. Es importante una detección precoz, ya que el inicio de tratamiento temprano mejora la respuesta y el pronóstico.
Objetivo: Cuantificar la prevalencia de riesgo de TCA en adolescentes mujeres de la Región Metropolitana (RM) y evidenciar si existen diferencias de prevalencia por grupos de edad y nivel socioeconómico (NSE), identificando el impacto de los rasgos psicológicos reforzadores en ellas.
Pacientes y Metodo: Se aplicó el instrumento EDI-2 a un total de 1 610 escolares, entre 11 y 19 años. La muestra fue no probabilística, y se extrajo de 9 establecimientos educacionales de la RM, pertenecientes a comunas de distintos NSE elegidos por conveniencia. El punto de corte para considerar riesgo de TCA utilizado fue mayor o igual a 110.
Resultados: Se analizaron 1 050 encuestas. El 8,3% de la población adolescente escolar presentó riesgo para TCA. Hubo una mayor prevalencia de riesgo de TCA en aquellos colegios pertenecientes a comunas de menores ingresos: bajo (11,3%), medio (8,3%) y alto (5,1%). Esta diferencia fue estadísticamente significativa (p < 0,02). Hubo una tendencia de mayor proporción de adolescentes con riesgo de TCA en el grupo 12 años o menos (10,3%), entre los 13 y 15 años (8,6%), y 7,4% para las de más de 16 años. (p < 0,575) las tres primeras escalas, (DT) Obsesión por la Delgadez (14,6 vs 6,3), (B) Bulimia (6,1 vs 1,8) y (BD) Insatisfacción Imagen Corporal (17,2 vs 7,7) discriminan el grupo de riesgo de desarrollar TCA. En las 8 escalas restantes se evidencian los rasgos reforzadores del TCA.
Conclusiones: 1) El riesgo de prevalencia de TCA en población adolescente femenina escolar entre 11 y 19 años en la RM fue del 8,3%; 2) Hubo una mayor prevalencia de riesgo de TCA en colegios de NSE bajo (11,3%), (p < 0,02); 3) Existe una tendencia preocupante de que el grupo etario de mayor riesgo sea el de menor edad, a pesar de no ser estadísticamente significativo; 4) Las tres primeras escalas del EDI-2, DT, B y BD discriminan el grupo de riesgo de desarrollar trastornos de conducta alimentaria; 5) Creemos que la utilización de este test de screening es de gran utilidad en la detección de grupos de riesgo y deben ser aplicados por profesionales experimentados y a poblaciones específicas en estudio.

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Derechos de autor 2006 María Loreto Correa V., Tamara Zubarew G., Patricia Silva M., María Inés Romero S.